Esta historia es real y me gusta compartirla. Paré en un pueblo asturiano un atardecer de verano, después de una jornada de curvas y sudor. Aparqué mi moto en lugar seguro cerca de la verbena de aquel pueblo de montaña. Fui al bar saludando a una pareja que estaba a la entrada del bar, pedí mi caña fresca y salí a la terraza a ver el gentío y fumarme aquel cigarrillo que tanto necesitaba.

Miré a la pareja de la entrada sonriendo y levantando mi caña a modo de brindis. El saludo fue correspondido por ellos con una sonrisa. Ella era rubia, 35 años más o menos, un culito bien hecho que se insinuaba a través de su minifalda y unos ojazos verdes terriblemente penetrantes. Me gustaba: 160cm de mujer, el tipo que me encantan. Él era guapo, pelo corto y no estaba mal, hacían una pareja perfecta.

Seguí con mi caña y vi por el rabillo del ojo que se acercaban a mí. Ella me pidió fuego sonriendo, a lo que accedí con otra sonrisa. Le dio 3 caladas y se lo pasó al que supuse que era su marido, susurrándome en tono cómplice: «!!!es que lo compartimos todo!!». Se pusieron a mi lado y comenzamos a charlar.

Una hora después me disculpé y me fui al baño: Aquellas cervezas compartidas con ellos hacían su efecto. Entré en el baño enorme y limpio del bar sin cerrar la puerta, como de costumbre. De repente noté la voz de ojazos a mi espalda mientras ponía el cerrojo, diciéndome: «!! Te ayudo!!», al mismo tiempo que me besaba hasta al fondo de mi garganta. Sin pensarlo dos veces le pregunté sobre su marido, a lo que ella me contestó que no me preocupase y pasando a cogerme la polla totalmente erecta después de su respuesta.

La cogí por la cintura y la senté encima del lavamanos, abriéndole las piernas para arrancar su pequeño tanga con una brutalidad poco normal en mí. Bajé mi boca y vi aquel sexo depilado con un pequeño lunar justo encima de su prominente clítoris, que no tarde en saborear y presionar con mi lengua a ritmo lento pero continuo.  Escuchando sus primeros gemidos introduje dos dedos en ella y comencé a moverlos en círculos en su interior, mientras aceleraba con mi lengua sobre aquel sabroso clítoris.

Sabía que ya estaba apunto, así que con la mano libre busqué sus pezones. Allí estaban, duros y grandes para aquellos pechos perfectos. Al retorcérselos con destreza pero sin dolor un gemido fue la señal de que  ya estaba entregada. Su humedad la delataba: era el momento! Aceleré el ritmo de lengua y dedos e introduje uno en su culo sin dilación, con lo que el éxtasis le llegó, casi ahogándome y arrancando pelos de mi cabeza. Se derrumbó en mis brazos, clavando aquellos ojos verdes lujuriosos en mi mientras me decía: «¡¡¡Sabía que eras bueno, motero cabrón!!!»

Se puso de rodillas y comenzó a morder suavemente mi polla, cogiéndola con sus dos manos y echándome una mirada de complacencia al ver el tamaño de mi polla. Su felación fue magistral: profunda, salivada y las dos manos a un ritmo que el placer que sentía era indescriptible. No tardé en anunciarle que mi orgasmo se acercaba, lo que supuso que ella abriera la boca en señal inequívoca de que quería mi semen en ella. Soltando un sonido gutural grave pronuncié esas palabras: «Me corrrooooo». Ella, ávida de mí, saca la lengua y descargo todo mi semen en el interior de su boca .

Se levantó, me saludo con la mano en gesto de «nos vemos pronto», pero vi que llevaba todavía mi leche sin tragar. Sacó el pestillo, abrió la puerta y… allí estaba su marido, de espaldas vigilando para que nadie entrase. Ella se giró, me miró, tocó a su marido en la espalda, con lo que él se dio media vuelta y ella lo besó profundamente, trasvasando parte de mi leche aún caliente a la boca de él. El beso se alargo tanto que parecía que no se iban a separar. Al fin se soltaron al salir yo del baño, y parándome ella me susurró al oído: «¡¡¡Lo compartimos todo!!!». Me dio una palmada en el trasero y se fue. Su marido pidió tres cañas y me hizo un gesto cómplice para que lo siguiera. Así que nos fuimos los tres a la terraza y brindamos por nosotros, dándome la gracias aquel hombre con un gesto que me descolocó. Pero la noche no había terminado… sólo era el comienzo… pronto os contare lo que para mi fue lo mejor!

 

Categorías: Fantasías

0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *