Ya lo hemos comentado alguna vez, pero queremos recordarlo: mucho cuidado con las esposas «de verdad», es decir, aquellas que son metálicas o de un material parecido.

Las muñecas son una parte del cuerpo muy sensible, dado que pasan muchos nervios por ahí. Y es muy fácil hacerse daño al girar el brazo si la muñeca está «cogida» por algo.

Por ello hay que evitar las esposas rígidas: metal o similar. A veces se plantea como alternativa unas esposas «enfundadas» en tela: ya sea porque te las venden así (las típicas con una cobertura rosa para hacerlas menos agresivas visualmente) o porque las recubres tú (se suele recomendar un calcetín). Y nuestro consejo es que las evites también: no es suficiente.

La conclusión: sólo usar esposas que no rígidas, de cuero o similar! Además de jamás perder la llave, usarlas en posturas que no impidan el riego (comprueba que no se enfríen los dedos), tener siempre una safeword o palabra clave…

 

 

 

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