Se(x)cretos es una web que nos anima a compartir nuestros secretos más eróticos y sexuales: perversiones, fotos, anhelos, recuerdos… cualquier cosa que tenga que ver con las relaciones sexuales y quieras compartir anónimamente para desahogarte. Y si no te atreves tienes la oportunidad de mirar dentro de la sexualidad de otros, a ver si es parecida a tus propias experiencias. ¿A que te interesa echar un vistazo?

Sexo para parejas - secretos y confidencias sexuales

Se(x)cretos tiene páginas y páginas de gente comentando su vida sexual. Muchos son textos que echan de menos a sus parejas, pero otros son bastante interesantes, aportan ideas y sensaciones, e incluso hay algunos relatos eróticos cortos. Os dejamos unos cuantos ejemplos, pero os aseguramos que cuando visitéis la página no podréis dejar de leer uno tras otro!

«No te haces una idea de las ganas de hundir la cabeza entre tus piernas que tengo.»
«Eres tú el que no se hace a la idea de cómo te voy a abrazar con las piernas y a hundirte entre mis muslos, pequeño.»

«No puedo esperar a que venga este fin de semana y follármela viendo su cara de placer, viendo cómo se toca las tetas mientras gime, corriéndome sobre su vientre y su pecho y su cara. No puedo esperar a este fin de semana ni un instante sin pensar en ella.»

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«No me lo quito de la cabeza… con lo soso que es el tío, cómo me cogió y se puso a azotarme. Sí, primero en broma, regañándome por haber tardado tanto en arreglarme, pero luego cada vez más fuerte y más en serio y tocándome más el culo, hasta que no pude más y solté un tímido ‘Fóllame ya…’, casi inaudible, que me hizo repetirle al oído.»

 

«Siempre que saco a pasear a mi perra veo a un chico que me atrae terriblemente. Seguramente será porque entra en mis cánones de belleza, pero tiene una mirada que hace que me derrita y que quiera ser yo su perra.»

 

«¿Cómo puedes ser capaz?¿Cómo te lo permite el cuerpo? Tienes las agallas de mirarme como si fuese la primera vez que ves a una mujer pero cuando llega el momento de la verdad, ni te molestas en pasar del saludo a trompicones y las sonrisillas pícaras. Dudo enormemente que llegues a leer este mensaje, pero necesito que haya testigos de mis palabras: como te vuelva a encontrar y sea en el ascensor, amigo, de esta no te libras. Posdata: algunos tenéis que dejar de ser tan extremadamente tímidos, que me ponéis demasiado y luego pasa lo que pasa.»

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«Mí sexcreto es que adoro su pene. Me encanta, me excita tanto. ¡Su pene es el único que ha hecho ver estrellas! ¡Constelaciones! Sin dejar de lado por supuesto su cuerpo, sus ganas, su forma animal de follar sin parar de dar placer. Me masturbo y es inevitable pensar en el culeándome salvajemente.»

 

«Creo que me he enamorado. Pero no de él, que es un gilipollas, de su pene. Es tan… joder, que ni las palabras me salen. Maravilloso, sublime, que me corro en nada hablando en claro. Definitivamente, me he enamorado.»

 

La espera

— ¿Te vas?

— Vuelvo el domingo

Y emprendo mi viaje, y te voy dejando atrás.

Dejo tu sonrisa, que ilumina tu cara, y esos ojos traviesos, entrecerrados, que me provocan oleadas de placer y hacen que me moje.

Tu cuerpo, que me envuelve cada noche, y arrasa con mis miedos, mis dudas, mis locuras.

Tu polla, que me parte en dos, que me atraviesa, que como con absoluta reverencia, como el mejor de los manjares.

Y se me hace interminable la espera, y llega el reencuentro.

Las sábanas parecen más olorosas, como si estuvieran contentas de volver a ser dos cuerpos las que las envuelven….

Y abres mis piernas, y te dedicas a rozar mi clítoris con esa lengua tan suave, y mi culito, — vaya a ponerse celoso —, lames, y lames, con paciencia, y me retuerzo como una perra, deseosa de más.

Me restriego, me froto, agarro tu cabeza para darme más placer y noto tu polla tiesa cuando cambias de postura, como reclamando mi atención.

Creerá ella que la he olvidado… ja, ja, ja, me digo a mi misma, sé que estás ahí, esperándome, alzándote cada vez más sobre ti misma, ardiendo, apetitosa, jugosa.

Y me lanzo sobre ella, y la devoro, y parece que me da la bienvenida, con gotas de elixir que fluyen por tu glande, y hacen que me ponga más y más cachonda.

Se acabó la espera, no puedo más

— Fóllame —, imploro, y lo haces.

Mascullo entre jadeos, qué bueno, qué bueno, y mi respiración se acelera, y exploto de placer en un orgasmo de los que a mí me gustan, con el coño completamente inundado de miel, que se desliza hacía mi culo, para que también me metas un dedo, y complementen los últimos espasmos que me quedan.

— ¿Sabes? Te ha echado de menos…

— ¿Sabes tú? Yo más. Prometo que no habrá más esperas.

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Soy mujer a veces me gusta desnudarme por cam, pero siento que eso es malo y que la gente, me puede llegar a tachar de puta o fácil? Tu que piensas

 

«Acabo de iniciar las clases y hay un nuevo maestro con el que tengo fantasías, me imagino un montón de escenarios en los que consigo puntos extra a base de orales en la sala de profesores.»

 

Después de más de diez amantes sexuales y unas 3 o 4 parejas. He encontrado a alguien con el que me siento a gusto haciendo anal. La primera vez le rechacé sin miramientos. La segunda, después de 2 meses, me estaba derritiendo en sus brazos. ¿Eso es que me lo hace muy bien o que de verdad estoy enamorada?

 

Penumbra

Acabas de ducharte, abres la puerta del baño, y te veo salir, hermoso, con la penumbra que produce la luz y la oscuridad. Tu imagen se dibuja, y mis ojos, grandes observadores, comprueban que te has depilado los genitales, lo que hace que me incorpore en la cama súbitamente, empezando a destilar miel por mi clítoris.

Te ruego que no apagues la luz, te aproximas hacía mí, y sin mediar palabra, agarro tu culo atrayéndote y me clavo en la boca tu polla, y chupo, saboreo, mordisqueo suavemente, y voy notando cómo se va poniendo dura a cada envite, y me vas ahogando cuando empieza a tomar su forma majestuosa. Te miro en la penumbra, mientras me follas la boca, y veo tu cuello echado hacía atrás, mascullando. “Qué rico, joder, qué rico…”

Me tumbas, y me la metes, sin necesidad de saliva para que entre mejor, mi miel ya había mojado hasta mi culo, y siento que me vas a partir en cada embestida, dura, casi salvaje. Cuelo mi mano entre mis piernas, tu polla, tu cuerpo sobre mí, y llego hasta tus huevos calientes, y los sobo, esa piel suave recién depilada…

Gruñes jadeos en mi oreja, mientras yo muerdo tu hombro, e intento llegar a comerme tus pezones. “Ya está bien, potro” me digo a mi misma, y te giro y me subo encima de ti. Cojo tu falo espléndido, y de rodillas sobre la cama, meto sólo la punta, y me muevo, y veo tu cara en esa hermosa penumbra, y tus ojos que me gritan: “Métetela entera cabrona, no me hagas sufrir.”

Y te doy el gusto, o más bien, nos damos el gusto, y entera hacia dentro, hacia las profundidades de mi ser, y ahora los gemidos, gruñidos, mordiscos, besos van al unísono, y los espasmos de tu polla me indican que ya estás a punto.

“Méteme un dedo en el culo” te imploro, y obedeces, y la explosión del orgasmo sublime nos inunda. Me obligo a abrir los ojos, y contemplar tu rostro de placer y agotamiento en la penumbra.

Sexo para parejas - relatos eróticos

Los amigos están para ayudarse

Cinco de la tarde de un julio caluroso, y ahí estaba yo enfrente de la puerta del edificio naranja donde vive mi amiga Andrea, «arréglame el ordenador por favor, tú que eres informático, vengaaa…» no soy informático, soy electrónico, pero bueh, me da lo mismo, me iba a dar de cenar, y una propinilla, me iba a venir bien, puesto que tenía 20 euros para comer 20 días, pero no nos vayamos del tema, la puerta estaba abierta, y yo sabía piso y puerta, así que marchando, subí los dos pisos y a mano derecha y ahí estaban sus padres, que se iban de vacaciones.

— Ah hola Juan, entra entra, está en su cuarto como siempre, al ordenador le pasa nosequé de que se bloquea o algo así, ella te dirá mejor, que nosotros ya llegamos tarde— me dijo Adela, su madre.

— Gracias Dela.

Entré y cerró la puerta tras de mí, crucé el pasillo con paso lento mirando las típicas fotos de comunión de las que las madres se sentían tan orgullosas, y llegué a su cuarto. La puerta estaba entrecerrada, la terminé de abrir y me quedé perplejo, allí estaba mi amiga, en pijama, con las piernas un poco abiertas, sus cascos puestos probable mente al máximo como siempre, una mano perdida entre las piernas, ese tipo de piernas tan tan largas que llegan hasta el suelo, y un vídeo porno en la pantalla del ordenador “estropeado” (Bueno, tengo que aclarar que yo he sido tuno, y bueno quien haya sido tuno, sabe la poca vergüenza, escasa o nula de la que gozamos, pero volvamos a las piernas de mi amiga, que son mucho más interesantes). Ahí estaba ella, haciéndose un dedo, ¿quién en su sano juicio se hacía un dedo dos minutos después de que sus padres se fueran de vacaciones? yo sabía la respuesta, pensé rápido, quien sabe cuándo se le ocurriría voltear la cabeza o acabar, bueno, mi mente trabajo rápido y bien, me vino a la cabeza la táctica del hombre desnudo, y ¡genial!, ese día iba depilado, bueno ahí estaba yo en pelotas en la habitación de mi amiga, pero me faltaba algo, una frase, no podía quitarle los cascos sin más y fruncírmela allí mismo…no, necesitaba una frase, en este momento mire al cielo, y vi la cara del dios de los ordenadores mirándome, guiñando un ojo, y haciendo un gesto de pistola disparando hacia la pantalla del ordenador, se bloqueó, y la frase acudió a mi cabeza ella solita, le quité los cascos, y le dije con voz grave y aterciopelada.

— Esta hoy no se va a bloquear. — Dije mientras señalaba mi miembro ya duro desde que me había imaginado sus piernas.

No sé qué cojones se le pudo pasar por la cabeza en ese momento, pero no me negareis que la situación era cojonuda, pasaron segundos que me parecieron horas hasta que consiguió articular palabras.

— ¡JODER! ¡Pero que coñ…! Juan, ¿desde cuando estás tan bueno? Pues tú con ese rabo, y yo con este calentón…— Dijo mientras me cogía por las caderas y se acercaba con la silla del ordenador.

Me cogió la polla como la que tiene hambre y la invitan a un McDonald’s, con las mismas ganas, empezó a hacerme una paja, con una de las manos húmedas de su coño, lo cual hizo que se pusiera más dura aun, estaba a punto de explotarme, un poco más de sangre ahí abajo y esa tarde no follaba, con toda la fuerza de voluntad que pude reunir, la agarré de la muñeca y le dije.

Lo primero lo primero, tú estabas haciendo algo ¿no?, pues vamos a acabarlo.

La levanté, y la tiré encima de su cama, que afortunadamente era una de esas camas que a mí me llegaban por el ombligo. Allí tumbada, me puse a 4 patas encima de ella, y empecé a besarla, mordiéndole el labio inferior como si allí no se sintiera dolor, seguí besándola por el cuello, y divisé aquella peca que tanto me gustaba y que siempre se presentaba en mis mejores sueños, la mordí suavemente, cada vez me estaba poniendo más cachondo, y más impaciente, seguí bajando hasta encontrarme sus tetas, por bajo de la camiseta las acaricié no llevaba sujetador, aquello me ponía las cosas fáciles sus pezones estaban durísimos, se acabó, no aguanté más, me puse de rodillas y le partí en dos la camiseta de tirantes negra, no sé si es porque iba hipercachondo o por qué, pero aquello se rompió como el papel, allí estaban, tan redondas, mirándome a los ojos, pidiéndome a gritos que las chupara de arriba a abajo, que las mordiera…y eso hice, no podía decirles que no, las chupé, las mordisqueé, le mordí los pezones suavemente, una mano me agarró la mía, y la bajó hasta su coño, que estaba literalmente mojado y dijo.

— ¿Tienes sed?, ¿quieres algo de beber?

Y con la mano libre me empujó la cabeza hacia abajo, no había que ser muy listo para saber lo que quería, ella y yo. Bajé hasta su entrepierna besándolo todo a mi paso, y dejando un camino de saliva, la miré a los ojos, y me chupé los dedos mojados con su zumo, le bajé el pantaloncito del pijama, sorprendentemente sin romper nada, y los tiré nosedonde, abrí ligeramente sus piernas, y hundí mi cabeza allí en medio, como un perro bebiendo agua en medio del desierto, ella comenzó a gemir, yo le metí un dedo, y empecé a lamerle el clítoris, a rozarlo con los dientes, ella cada vez abría más las piernas y gemía más alto, yo me emocionaba, lo succionaba, le metí otro dedo, una mano me agarró del pelo y empujó hacia sus adentros, eso no era gemir, parecía como si la estuvieran matando, de repente, un tirón de pelo hacia arriba me sacó de sus adentros.

— Creo que ahora te toca a ti, túmbate ahí, hmmm…depilado como a mí me gusta — dijo mordiéndose el labio, dios la iba a reventar como siguiera así — vuelvo en ya — dijo guiñando un ojo.

Fue la espera más corta de mi vida, probablemente porque a lo que iba estaba en la habitación de al lado…volvió corriendo con un boté de sirope de chocolate en las manos, y me dijo,

— Ahí tumbado boca arriba y con las manos cogiendo el cabecero hasta que yo diga.

Yo me agarré al cabecero de su cama y observé el espectáculo culinario que iba hacer y ¡el plato era yo!

Se puso de rodillas encima de mi cadera, joder que caliente estaba hasta quemaba, abrió el tapón y vertió un chorro desde mi cuello pasando por los pezones, hasta el ombligo, estaba jodidamente frío, vaya combinación, me lamió el cuello de arriba a abajo, me mordió los pezones y se comió el chocolate de mi barriga cual zombi hambriento. Me la cogió con una mano, y empezó a hacerme una paja mientras separaba su cuerpo, y acercaba su cara, la soltó y vi caer a cámara lenta el chorro de chocolate hacia mi polla, el contraste fue espantoso, parecía nitrógeno líquido en mi nabo, pero enseguida una boca viciosa acudió para darme calor, la chupó, le echó más chocolate, mordió el glande, grité, pasó la lengua por sitios que ni yo mismo conocía, se la metió entera en la boca, tosió, pero no se dio por vencida, toda entera, otra vez y otra, no daba tregua y la cosa no iba a acabar aquí, la paré, la tumbé en la cama con las piernas abiertas, y até sus manos al cabecero de la cama, ella sí que no se iba a mover. Me puse entre sus piernas de rodillas, y le pasé el nabo por el coño, la miré, tenía esa mirada de desesperación, se la metí, aquello estaba todo suave, palpitante, esperándome a mí, la penetré, despacito, disfrutándolo todo, cada sensación, cada ápice, mientras le comía la boca, las tetas, el cuello, me daba lo mismo. Empujaba, embestía, sin contemplaciones, respiraciones acompasadas, aquello era ejercicio y no lo del gimnasio, arrancó las vendas improvisadas que la ataban al cabecero y me plantó las manos en el culo, apretando hacia sí, noté 10 uñas, todas y cada una se clavaron en mi culo, 5 se separaron para volver a clavarse, pero esta vez en mi omoplato derecho, escuché la frase más bonita que me habían dicho en la vida.

— ¡USO ANILLO VAGINAL, COMO LA SAQUES TE LA CORTO Y TERMINO YO SOLA!

Ante tal declaración de hechos, no pude hacer otra cosa que agradecer al cielo los hechos acaecidos aquel glorioso día, y seguir embistiendo como un cabrón, estaba llegando, embestí con más fuerza, y más adentro, ella se dejó hacer, y clavó las uñas con más fuerza, se corrió, me corrí dentro, me destrozó la espalda, y me volví a correr dentro, aun con el nabo dentro de ella, caí rendido encima, y me hice a un lado.

Nos fuimos a la ducha, me miré la espalda en el espejo…desde ese día tengo 4 surcos en la espalda, nos duchamos juntos, allí lo volvimos a hacer, pero eso es otra historia que os contaré otro día…

Un rato después, me confesó que es multiorgasmica, y que había disfrutado como nunca, le arregle el ordenador, me dio otra propinilla y de cenar, total…los amigos están para hacerse favores.

sr-borja

Sexo para parejas - relatos eróticos

 

«Quisiera disfrutar de estas tardes de verano con él. Comerle la polla mientras me mira desde arriba con cara de placer y después abrazarnos desnudos y decirle que es lo más importante de mi vida. Ojalá no viviera tan lejos.»

 

Eran las 10:00 pm, me encontraba acostada en mi cama impotente, lasciva y con ganas de sexo. Por lo general no acostumbro a salir nunca, ya que los exnovios que tengo y mis llamados «amigos» me siempre me han tenido como un cero a la izquierda. Pero no sé qué ocurría en éste día que me encontraba con ganas de salir como nunca antes las había tenido. No había aparecido y estaba segura de que no iba aparecer el primer hombre generoso que me invitara a un par de tragos o a un baile caliente de esos que te cogen y te aprietan el trasero contra en una pared para rozarte las pelotas y sacarte la ropa salvajemente. Apagué la tele y las luces de mi habitación, y estando sólo con mi celular en la mano mientras posteaba en tumblr. Me metí debajo de las cobijas dejando mis tetas al aire. No tenía ni encontraba nada que hacer ni con quién y de tanto resultar pensado decidí intentar jugar un poco conmigo, dejando que mis dedos rozaran mis labios inferiores con un movimiento un poco ligero de arriba a abajo y abajo arriba, adentrándome un poco a mi clítoris haciendo un movimiento circulatorio cada vez yendo más rápido para poder jadear y moverme como loca de lo caliente que cada vez me iba poniendo. Al momento de llegar a tal extremo de lo caliente, mojada y desesperada que me encontraba decidí buscar vídeos de aquellos que me pusieran cada vez peor para continuar arrancándome las tetas y penetrando mis dedos más profundamente, derramando pasión. Después de unos minutos de lo tan mojada que estaba y desesperada que estaba con unas horribles ganas de sexo decidí penetrarme con lo primero largo y gordo que encontrara; no fue fácil ya que el mango del cepillo de dientes no era lo suficientemente gordo pero bueno, me ayudó a matar mis enormes ganas esa noche.

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 Sexo para parejas - confidencias eróticas

«Mi se(x)creto es que para mí lo más importante no es una polla enorme o un cuerpazo. Para mí el sexo es la habilidad de dar placer: un concepto muy amplio que incluye no sólo follar, el sexo oral o la masturbación; sino también caricias de esas que hacen estremecer, masajes que comienzan en los hombros y descienden hasta la punta de los pies, carreteras de saliva al deslizar la lengua por cada centímetro de piel conquistada, palabras que alimentan el incendio…»

 

La (famosa) ducha

Nos despedimos y me dirigí a la ducha. Me gusta seguir instrucciones, más si son las tuyas. Tus palabras ya habían surgido efecto y me encontraba realmente excitada. Una ligera palpitación me impedía caminar con normalidad. Mi entre pierna ardía en deseos de terminar eso que habías empezado. Me desnudé dejando caer la ropa al suelo.

Mi ropa interior ya estaba marcada por una humedad. Abrí la ducha para que saliera el agua caliente, mientras tanto, mirándome al espejo mis manos acariciaban mis pechos, mi vientre, mi sexo. No pude evitar deslizar un par de dedos dentro de mi sexo, que pedía a gritos sentirlos.

Me metí debajo del chorro del agua. Dejé que me mojara todo el cuerpo, que me abrazara como si fueran tus manos. Un poco de jabón en las manos y resbalaban deliciosamente sobre mi piel ardiente. Mis ojos cerrados, de tanto en tanto se abrían para mirar mi imagen reflejada en el espejo. Deseaba estuvieras al otro lado, observándome furtivamente. Gozando con cada uno de mis movimientos. Mis manos acariciaban fuertemente mis nalgas. Las cogía fuertemente y las abría y cerraba, sintiendo cómo caía el chorro del por la rajita del culo. Un dedo se encontró con ese pequeño agujero que tanto deseo te causa. Rocé por fuera, lo introduje suavemente. Qué apretadito estaba, pero suave. Mis gemidos se confundían con el chorro del agua caer.

Miré a mí alrededor y encontré un objeto que me ayudaría con este placer. Era lo suficientemente largo y grueso para imaginar que podría ser tu polla. Abrí las piernas un poco y lo froté contra mi sexo, solo por fuera. Despacio, un poco más rápido después. El vapor empañó el espejo y pasé mi mano mojada para poder mirarme. Mi cara desencajada de placer. Mis labios deseando ser besados por los tuyos. Me mordí el labio. Me hice sangre de las ansias. Introduje el objeto en mi coño. Tenía que ir con cuidado, fácilmente me podía correr y no lo deseaba todavía. Era rugoso y grueso. Lo metía y sacaba. Dentro fuera. Mi otra mano, acariciaba mis tetas, una, otra. Pellizcaba los pezones, los estiraba hasta sentir un poco de dolor. Mi imagen en el espejo era increíblemente sensual. Saqué de golpe el objeto…y lo coloqué en mi culo. Rozando, apretando un poco. Lo introduje mientras de mis labios salían gemidos. Entraba y salía suavemente.

Cuánto placer me causaba pensar que eran tus órdenes las que seguía, que sabías que las cumplo sin dudar. No podía más, mis orgasmos rogaban por salir. Cogí el mango de la ducha, me agache hasta ponerme en cuclillas, con las piernas bien abiertas. Coloqué el mango de manera que el chorro me diera justo en mi coño. Volví a coger ese juguetito y me penetré salvajemente. Una y otra vez. Más rápido, más fuerte. Por momentos lo sacaba y rozaba mi clítoris que estaba ahí, duro y erecto. Me volvía a penetrar. Más profundamente, más fuerte. Unos gemidos sordos anunciaban que el final estaba cerca. No paré, seguí bombeando un orgasmo detrás de otro vinieron a mí. No dejé en ningún momento de verme en el espejo, mis facciones de placer, cómo me retorcía. Me incorporé, dejé que el agua me relajara, que me besara suavemente. Cerré la ducha, me envolví en mi toalla y me fui directa a la cama. Todavía podía sentir unas ligeras contracciones dentro de mí, y así me quedé dormida, sonriendo por todo lo que me haces hacer.

dechurrosyotrasinversiones

 Sexo para parejas - confidencias sexuales

«Mi sexcreto es que me encanta comerle el coño a mi novia. En serio, me apasiona, me excita, me entretiene. A veces está tumbada en la cama, mirando el móvil boca abajo y me acerco por detrás, le aparto un poco las braguitas (que es mi parte favorita) y hundo la cara entre sus piernas. El clítoris, los labios, hasta el culo, nada se escapa. Ella se resiste al principio pero luego me deja y al final me fuerza, lo que me excita aún más.»

 

Olvidos…

Me encanta saberme con ese poder sobre ti, que solo el roce de mis dedos en tu glande, o acercar mi boca a tu polla te haga perder los sentidos, te haga olvidarte del mundo, olvidarte de todo y de todos.

La meto en mi boca, tu polla erecta. Juego con mi lengua, acaricio tus huevos calientes, la clavas en mi garganta, te succiono, te lamo, con mi saliva la acaricio a lo largo, formo con mis dedos un anillo en tu glande, y los muevo, y te retuerces de placer, y me das matrícula de honor. No aguantas más, y se produce una explosión de semen en mi boca, que yo trago con avidez, como una golosa, y sigo lamiendo suave y despacio con ternura tu miembro cada vez más flácido, pero que me sigue volviendo loca. De pronto, abres los ojos, y me dices: “¡Oh, tú no te has corrido, se me ha olvidado, se me ha olvidado!”

Sí, se te olvidó, y me levanto con mi coño mojado, y me lavo, y vuelvo a la cama, y Morfeo ya te ha atrapado en su mundo y sólo me queda el olvido.

— papillon71.tumblr.com

 

«He follado en el almacén de la tienda donde trabajo con un compañero. Me sentía como en las películas al salir arreglándome el pelo para que no se note el polvazo que me ha echado.»

Sexo para parejas - una mano que acaricia la ingle

«Hola, soy una chica que hasta hace poco pensaba que era 100% heterosexual. Sin embargo, conocí a una chica que ha cambiado completamente mi mundo. Fantaseo con estar con ella y hacerle mía una y otra vez, sólo que me da miedo de que me encante tanto.»

 

«Era de noche cuando vino a verme y después de un beso y un mordisco en el labio, me ató las manos a la espalda con su cinturón, me la metió en la boca y finalmente me dio la vuelta, a cuatro patas si no fuera porque seguía con las manos atadas a la espalda y sólo podía apoyarme hundiendo la cabeza en mi almohada, y me folló fuerte, muy fuerte, para después correrse sobre mi culo. Me desató delicadamente, me besó y nos fuimos a la ducha.»

 Sexo para parejas - fantasías sexuales secretas

 

«Estoy deseando que vuelva a correrse en mi cara para poder saborear su semen, sentirlo por mi cara y deslizándose por mi cuello mientras sigo jugando con su polla.»

 

«Odio que la gente me toque el pelo. Excepto cuando me follan y tiran de él acercando sus labios a mi oreja diciéndome lo siguiente que me van a hacer y demostrándome quién manda. O cuando estoy pasándomelo bien, jugando con una polla en mi boca y les pido que me agarren del pelo mientras me follan la boca como ellos saben que me gusta.»

 

 La vuelta a casa

«Ya es muy de noooche»

«Llévame a casa que me gusta dormir en mi caaaama»

En fin, son esas frases con las que sabes que no vas a echar un polvo. Vístete, acuérdate del carnet de conducir… Vaya, que asumas que tienes que coger el coche y llevarla a su casa por que no hay más
narices.

— ¿Estás enfadado?

— No, solo es que estoy concentrado conduciendo, es de noche y no queremos pegárnosla, es lo último que nos hace falta — dije yo medio sonriendo.

— Hombre, si con eso podemos darnos calor en el asiento de atrás mientras llega la grúa… — Insinuó ella poniéndome una mano en la pierna.

— En casa también podríamos haberlo hecho, sin necesidad de que se nos estrelle el coche ni nada parecido — espeté yo riéndome.

— Bueno, entonces no te molesto, sigue conduciendo, no quiero que te la pegues.

La verdad es que estaba cabreado por que ahora le apetecía y en mi casa no además de que en mi casa tenía todo mi arsenal de cuerdas y cosas así que tanto me gusta usar.

Yo estaba con la mirada fija en la carretera, era de noche y esa carretera era de las típicas que no usa nadie normalmente y menos de noche, pero era el único camino que recordaba. Estaba escuchando
una respiración fuerte a mi lado, pero supuse que se mareaba y además estaba enfadado, no iba a preguntar.

— Abre la boca, prueba este chupa-chups — dijo ella medio susurrando.

Obediente de mí, abrí la boca sin dejar de mirar a la carretera y antes de que pudiera decir “eso no es un chupa-chups” tenía un par de dedos en la boca con sabor a “me estoy mojando la ropa interior”.

— Sabe muy bien, ¿de qué es ese chupa-chups? — dije levantando una ceja.

— Es receta propia, aunque ya te digo yo que si lo pruebas tú mismo te gustará más… — Insinuó ella cogiendo la mano de las marchas y poniéndola en su entrepierna ya húmeda por encima del pantalón.

Mientras yo seguía conduciendo despacio, ella se incorporó un poco y se bajó el pantalón lo suficiente como para que me fuera todo más fácil, se volvió a sentar con las piernas un poco abiertas y cogió mi mano con las dos suyas poniéndola en su suave y ardiente entrepierna. Le
acaricié los labios de abajo a arriba con un solo dedo, pero estaba tan mojada que me era imposible mantener el dedo ahí fuera. Su entrepierna estaba palpitante, introduje mi dedo dentro de ella
haciendo el gesto de “ven aquí” mientras la escuchaba gemir y yo aceleraba.

— Pues sí que sabe mejor si lo pruebas tú, en vez de que te lo hagan probar…— Observé después de
chuparme los dedos.

— Pero bueno, tú estás conduciendo y no te quiero molestar, así que a lo tuyo — dijo ella hundiendo una mano en su entrepierna y girándome la cara hacia la carretera con la otra.

Dios cómo la odiaba, no podía dejar de mirarla de reojo mientras disfrutaba haciéndome sufrir. Tengo la seguridad de que ponía esas caras y suspiraba de esa manera porque sabe lo mucho que me
pone.

Poco después, mientras yo la observaba atónito con el rabillo del ojo, ella sin decir nada, me puso una mano en el paquete mientras se seguía tocando y susurrando cosas como “…uf…” y “…La
prefiero a mi propia mano…”.

Cuando se hartó de jugar conmigo, se puso a juguetear con el botón de mi pantalón, del cinturón ni hablo por que me lo desabrochó descaradamente sin preguntar. Más que juguetear, me tocaba el
paquete, ya erecto, y se mordía el labio.

— No te distraigas, ¿eh? —  espetó. — No vaya a ser que te moleste y te enfades…

Mientras decía esto, me desabrochaba el botón del pantalón y me bajaba la bragueta. Sin ninguna vergüenza metió su mano dentro de mis boxers y me sacó el pene, lo tenía tan duro que creía que
me iba a estallar. Yo trataba de concentrarme en la carretera, pero ella no hacía más que darle pequeños lametones y me miraba divertida.

Este juego dejó de divertirla después de 5 ó 6 lametones, en ese momento, se olvidó de mi persona y se centró en mi pene. Lo lamió de abajo a arriba de una manera diferente, como con necesidad,
y después de dos lametones más, se la metió entera en la boca. Cada vez que se la metía en la boca, tenía que hacer uso de mi autocontrol para no soltar el volante, agarrarla del pelo y dejarme llevar.

Cuando ya no pudo más, me mordió la oreja y me susurró:

— ¿Vas a parar ya y a follar conmigo como dios manda, o tengo que chupártela un rato más?

No hizo falta nada más, paré el coche en el arcén de la carretera y le acaricié el clítoris mientras la besaba. Le puse los dedos en la boca y los chupó como si fueran mi pene. No pude aguantar más, le
quité los pantalones como pude, me quité los míos y la puse encima de mí, como pude le arranqué la camiseta y le quité el sujetador sabe Dios cómo.

Tenerla encima después de todo lo que me había hecho sufrir, era como un regalo. Le lamí las tetas mientras ella me cogía la cabeza con una mano y movía las caderas rozando su entrepierna con mi
pene. Roce tras roce, íbamos respirando los dos más fuerte, acompasadamente. Mi pene estaba completamente lubricado, ella me miró a los ojos y se introdujo el pene dentro dando un gemido
más fuerte que el mío.

La agarré de las caderas y acompañé sus movimientos mientras la miraba disfrutar encima de mí, no podía quitarle la vista de encima, ni a ella, ni al vaivén de sus perfectas tetas que encima las tenía a la
altura de la cara. Gemido tras gemido se fueron empañando los cristales.

— Para un momento, tu turno de estar abajo — le dije metiéndola bien hondo, a lo que ella ni respondió, simplemente respiró entrecortadamente.

Tumbé el asiento completamente y a ella con él, puso sus piernas en mis hombros y se la metí muy despacio, mientras ella se agarraba al freno de mano y al cinturón de seguridad con toda su fuerza.

Una vez estuvo toda entera dentro, la saqué del todo y la metí bruscamente, a lo que ella respondió abriendo la boca y gimiendo.

No pude parar, aquella sensación y lo que veía era demasiado complaciente para mí, seguí empujando gimiendo y sudando ante el hipnótico bamboleo de sus tetas, ella se las cogía como si fuera una actriz porno, gemía más y más fuerte, me arañaba la espalda y me pedía más, todo era frenético y salvaje hasta que estalló. Yo me quedé con una media sonrisa mientras ella temblaba y trataba de encontrar aire en aquel ambiente sobrecargado.

— Da la vuelta, nos volvemos a casa — susurró ella entrecortadamente.

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— Gracias al sr-borja por este increíble y magnífico relato. Chicas (y chicos), aquí tenéis una guía estupenda donde inspiraros.

Sexo para parejas - historias eróticas

«He follado con hombres 20 años mayores, 20 años más jóvenes, he follado en un armario, en un autobús con gente, también con otra mujer en los baños de una discoteca de ambiente, a los 15 lo hice con mi tutor en una excursión… etc. ¡Viva el sexo!»

 

«Mi sexcreto es que este verano he estado follando con uno de mis mejores amigos de pequeña, que veo cada verano pero que éste ha echado cuerpo y carácter. No sólo me ha dado unos polvazos que me ha dejado tonta, sino que creo que hasta me estoy enamorando de él.»

 

«Bueno, acabo de echar un polvo al solecito. Vivo en medio del campo y tiene sus ventajas, como poder ver la preciosa cara que se le pone a mi novia al darle el sol mientras la sujeto del pelo y me masturbo a dos centímetros de su boquita para correrme en su lengua.»

 

Una mamada en la cocina

Bueno, el otro día hice un bizcocho con mi novio y al final pasó lo que tenía que pasar: con la tontería de la harina por aquí, el aceite por allá, el calor del verano por todas partes y la ligereza de ropa nos pusimos cachondos. Empezó besándome y yo, que me gusta hacerme la niña mala, me puse a calentarlo y calentarlo. Le agarré del paquete y le dije que se controlara o no tenía tarta. Pero acto seguido me levantaba un poquito la falda para que me viera el culito. Él, que no es de piedra pese a que tenía partes de su cuerpo tan duras como la piedra, no pudo resistirse y me regaló mi justo y merecido castigo.

Con las manos llenas de harina me cogió, me dio la vuelta, me agachó y me arreó un par de azotes que sin duda me merecía.

— ¿Así que yo me quedo sin tarta eh? ¿Y si tú te quedas sin eso que tanto te gusta? ¿Eh?

— ¡No porfi! ¡Quiero tu polla! No me puedes quitar eso… seré buena.

— ¿Seguro que serás buena? Sabes que no me gusta que mientas…

— Lo seré. De verdad.

Acto seguido me levantó y me besó fuertemente. Estaba tan cachonda que él lo notó en la forma en que le mordía ligeramente los labios. Me pasó una mano por el coñito y al ver lo mojado que estaba noté cómo sonreía sin dejar de besarme. Había mentido y seguía siendo mala, porque la verdad es que le metí la mano por los calzoncillos y me puse a tocarle su preciosa polla. Pero esta vez no me paró, sino que poco a poco sentí como colocaba sus manos en mi cabeza y me agachaba hasta ponerme de rodillas, frente a su paquete ya bien erecto. Entonces se la sacó con una mano y mientras con la otra mano, grasienta y llena de harina, me sujetó la cabeza y me la metió en la boca.

Mentiría si no dijera que me puse como una perra en celo en aquel instante. Su falta de delicadeza al tocarme con esas manos grasientas mi precioso pelo, su manera de follarme la boca como si fuera un agujero para su disfrute, su polla dura y caliente entrando y saliendo por mis labios… en fin, en un periquete estaba tocándome el clítoris con una mano y los huevos a él con la otra. Intenté pajearlo pero no podía, él había tomado el control y me estaba destrozando la boca, follándomela sin ningún reparo. Al rato noté como aceleraba el ritmo y la profundidad de sus embestidas contra mi cara, como me sujetaba para metérmela hasta la garganta y, finalmente, como me sujetó, con sus manos grasientas, y se corrió dentro de mi boquita.

En fin, me he puesto otra vez bastante cachonda escribiéndolo y recordándolo, así que si me disculpas me voy a dar otro homenaje. Me encanta tu blog Sexcretos, y que sepas que ya te sigo en FB ; ) Un besito.

Sexo para parejas - masturbándose deltante de tu pareja

«He hecho un trío con mi novia y otro chico y la verdad que de lo que más me ha puesto ha sido ver cómo le comía la polla en plan estrella porno al chaval. Yo le estaba dando por detrás y me puso tanto aquella visión que después de un par de embestidas fuertes me corrí en su espalda.»

 

Un viaje (in)esperado.

Llevábamos casi una semana sin vernos, y habíamos pasado por un mal momento, incluso él había decidido separar nuestras vidas durante un tiempo, pero sus mensajes de madrugada una vez más me demostraba todo lo que decía, de todas sus palabras me quedo con el “te necesito”.

Eso mismo sentía yo, sorprendentemente y a pesar de mi incredulidad apareció a buscarme, sólo era una hora de viaje, pero aún así nunca pensé que se me haría tan largo. Apareció y los primeros besos eran dulces, todo cambió tras un rato tomando el sol en la playa… su boca buscaban mis pechos mientras tomaba el sol y tenía que pararle los pies… no porque no quisiera, sino por los conocidos de alrededor… toda la tarde seguimos buscándonos, en un momento incluso no pude evitar sentarme a horcajadas, bastaron unos segundos para notarle ya duro. Me tenía ganas y yo a el. Tuvimos que reprimirnos una vez más … llegó el momento de irse, pero esta vez yo volvía con él…

Entramos en el autobús, sólo 4 personas, nos ponemos al final,no se me ocurre otra manera de amenizar el viaje que besándole…. pero no era suficiente, mis manos necesitaban sentirle aunque sólo fuera sobre el bañador… los besos notaban decir… quiero follarte ya, aquí y ahora…

— Vamos a la ultima fila de asientos, estoy con el bañador mojado y tengo los calzoncillos para cambiarme.

Vamos allá, mientras busco su ropa él se desviste, no me da tiempo a girarme cuando ya tiene puesto el calzoncillo, pero su poya asoma por la apertura delantera… no puedo dejar de besarle y mi mano sube y baja por su miembro.

— Métetela en la boca

— ¿Estás loco? Estamos en el autobús

— Por favor…

Su cara y sus ojos me reflejan cuánto le gustaría que lo hiciera. Me resisto, pero tras un rato pajeándole, las ganas que tengo de saborearle me pueden, así que miro alrededor. Son sólo cuatro acompañantes, y están en la parte delantera. Bajo a lamerle, sólo un poco, tímida, y se escucha un pequeño gemido, casi inaudible. Pero ese pequeño gemido me pone tan cachonda que la timidez desaparece, vuelvo a mirar alrededor, nada parece haber cambiado, así que dejo al lado las tonterías y empiezo a comerle con tantas ganas que noto cómo sus piernas tiemblan. Sé que si sigo a ese ritmo el viaje durará poco, pero estoy tan caliente que no puedo parar, incluso una de mis manos inconscientes pasan por mis pechos. Le veo apretar sus puños.

—  Para, o me corro…

No entiendo esas palabras, es mi intención, así que sigo… de repente su mano me agarra la cara con fuerza, me lleva hacia él y me aprieta sus labios con los míos…un giro de aire pasa de su boca a la mía,  me muerde el labio superior, una forma de ahogar su placer, mientras algo caliente cae sobre mis pechos, atravesando la camiseta.

Pues… eso… que le echaba de menos… y te quiero.

Fin del trayecto.

Gracias @sigue-que-yo-te-aviso por este gran relato ; )

Sexo para parejas - sexo en el transporte público

«Bueno este agosto he ido con mi chico a una playa nudista. La verdad es que ya había estado muchas veces y lo tengo como algo natural: sí, hay gente desnuda. Sí, nosotros incluidos. No lo veía como algo sexual. Me imagino que ha tenido algo que ver el hecho de que estuviera ya bastante cachonda antes de ir con que nada más verlo desnudo me pusiera a lubricar como una perra. Sí, como una perra. Vamos, que me eché el protector solar y estuve a punto de correrme cuando pasé la mano por ahí… y eso que no le pedí a él que la pasara. Era temprano y no había nadie, y por primera vez en mi vida sentí la necesidad y la excitación de follar en un lugar público, sabiendo que pueden vernos (como de hecho ocurrió, lo que me excitó más aún). Mi chico no es muy aventurero y no quería, pero sí que es cortés y se ofreció a hacerme un oral, que le pareció más seguro (yo tampoco lo entiendo). En cualquier caso debió de cambiar de idea muy pronto porque a los cinco minutos de lamerme ya la tenía tan dura que me dijo «Mira, te voy a follar porque con tanto gemido me estás poniendo malo». Y me folló, tapándome la boca y dándome unas sacudidas bestiales. Así no tardamos ni un par de minutos en corrernos los dos, claro está. Qué sorpresa cuando vimos que había una pareja un tanto mayor en la otra punta de la playa. Seguro que disfrutaron del espectáculo.»

 

«Ayer por la tarde no pudo resistirse y después de jugar durante un rato a que me persiguiera para quitarme la ropa me pilló, me desnudó, me ató y me folló. Estaba tan excitada que mientras hacía los nudos ya estaba lubricando, como si mi cuerpo se anticipara al magnífico polvo que vino después. Cuando la sacó de mi coñito para correrse en mi espalda solo gemía y le pedía que me dejara chupársela.»

 

«Ayer estuvimos mi chica y yo de tonteo infinito (estuvimos jugueteando fácil fácil unas dos horas entre mamada y mamada) y le comenté mi fantasía de hacer un trío. Su error fue aceptar antes de decirla… Aunque dice que tiene que digerirlo, seguro que algún día se me presenta con otra jaca en casa «

 Sexo para parejas - confidencias sexuales

«Hace un tiempo que mi novio y yo estamos metidos en el tema liberal y ya hemos estado con otras parejas, pero hace poco estuvimos solo con un chico por primera vez. No sé si será porque hace poco que acepté mi bisexualidad o porque me encanta ver como otra chica le da placer, pero la verdad es que me gusta mucho más estar de cuatro que de tres. En cualquier caso, lo importante es probar, así que animo a todos/as que prueben cosas diferentes. ;)»

 

«Soy tu perra en el momento en el que me pongo (yo, sí, yo) este collar. A partir de entonces puedes usar y abusar de mi cuerpo. Puedes darme cualquier orden y castigarme si me niego a cumplirla. Fuera de este escenario somos iguales, tenemos una relación sana basada en el respeto mutuo y nos preocupamos por el bienestar del otro. Pero en cuanto me pongo este collar, soy tu perra.

 

«Es tan bonito besar un chico y sentir al instante su erección. Lo más gracioso de todo es que yo también estoy jodidamente cachonda, con las bragas mojadas, y que él no lo sepa. Eso me pone más. Llego a gemir entre sus labios… ¡otra vez por favor!»

 

Así que ya sabéis: a http://sexcretos.es/, y compartir vuestras especialidades!  Y si después de leer unos cuántos no estáis excitados, es que tenéis que ver al médico!


1 comentario

kart tauner · 04/10/2014 a las 6:54 pm

Que buenas historias…me senti fascinado y me han deleitado con todo su contenido,alguna las voy a volver a leer..me entretuve bastante…muchas gracias…

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