Siendo felizmente casado y con hijos, después de los 40 vi por primera vez un porno gay, eran dos hombres maduros, parecían héteros ambos, pero se abordaban sexualmente y por primera vez me dí cuenta que me exitó ver como se tocaban, se chupaban y luego se penetraban, hasta acabar en un 69 y llenar sus bocas de semen.
Decidí que debía probar, hasta donde me diera la exitación.
Llamé a un celular de un escort, era un Colombiano, mulato, de buen físico, tenía unos 30 años, yo 41, concertamos que lo visitaría en su departamento en el centro de Santiago.
Llegué puntual, muy nervioso, él me recibió muy atento, en short, no tenía modos homosexuales, por el contrario era bastante varonil.
Me ofreció el baño, señalándome que me desnudara, que encontraría allí una toalla y que él prepararía la camilla de masajes, que estuviera tranquilo.
En el baño me desnudé completamente y salí toalla al cinto, me guió hasta la camilla, me tendí de lado, me dijo que me pusiera boca abajo para darme un masaje, lo hice y retiró la toalla suavemente, yo ayudé levantando mi humanidad.
Ahí estaba, desnudo, boca abajo, esperando que este Colombiano iniciara su sesión de masajes, me dijo quiero que te relajes, vamos a hacer lo que tu quieras hacer, nada más y nada menos, sus manos se posaron en mis pantorrillas y con un aceite comenzó a darme un masaje que me fue relajando poco a poco, sus manos subieron por mis muslos esparciendo el aceite y la presión de sus dedos, luego tomó firmemente mis nalgas y me las masajeo, arriba, abajo, me las abrió y sentí el aceite correr por entre mis nalgas y en mi ano y bolas, sus manos subieron por mi espalda y al mirarlo pude ver que estaba completamente desnudo, su pene de un tamaño normal, semi erecto y su glande medio cubierto por el prepucio, al acercarse su pene rozó mi brazo y su prepucio fue totalmente hacia atrás dejando aparecer toda su brillante cabeza del pene, muy bien formada, lo encontré muy parecido al mío, que me dí cuenta que también estaba semi erecto bajo mi peso, siguió rozando su pene en mi brazo y me agradaba que lo hiciera, lo bajo hasta la altura en que tenía mi mano y sentí sus bolas apoyadas en mi mano, la encogí un poco para tomar su pene y lo hice, sus manos bajaron rápidamente hacia mis nalgas, que abrió, y acarició la entrada de mi ano con sus dedos muy lubricados, con una pequeña presión sentí como uno de sus dedos entraba en mi ano, me relaje para dejarlo entrar y me lo metió completamente y empezó a hacer círculos con su dedo en mi interior, mi pene estaba completamente erecto y el de el mi mano también, lo masturbaba, sin sacarme el dedo y siguiendo con su faena de círculos en mi interior, acercó su pene a mi cara, y solo me dijo que lo chupara, yo obedecí, abri mi boca y metí ese pene hasta donde me cupo y empece a mamarlo mientras lo masturbaba, sentía su glande y lo lamía y chupaba, mi ano estaba relajado y disfrutaba de verdad con su dedo en mi interior, saco su pene de mi boca, bajó mis piernas de la camilla y quedé apoyando solo mi abdomen, parado en el piso y ofreciéndole mi trasero sin ningún miedo, abrió mis nalgas y sentí como apoyó la cabeza de su pene en la entrada de mi ano, yo me solté totalmente y él con una suave presión lo fue metiendo lentamente mientras me decía relajado – relajado, como si fuera un doctor poniendo una inyección, mi ano aceptaba y disfrutaba esa instrucción y me di cuenta que me lo había metido entero cuando sentí sus bolas tocar las mías, me preguntó si me dolía, dije no, si me gustaba, dije que si, me tomo de las caderas y comenzó suavemente a sacarlo, pero antes de salir totalmente, fue hacia adentro otra vez hasta el fondo, y comenzó a darme con un ritmo muy suave y fue apurando, yo me sentía en la gloria, ese pene que había tocado, que había mamado, ahora me estaba fornicando por el ano deliciosamente, yo solo me preocupaba de mantener relajado mi ano y lo gozaba, dije incluso como la mejor de las prostitutas – ¡que rico! varias veces como pidiendo que diera más y más, y él obedecía a mis que rico dándomelo hasta el fondo, me dijo que podía decir lo que quisiera decir, que me gustaba, que ocupara el lenguaje y palabras que quisiera, que eso lo calentaría más y a mi también, la verdad sentía que estaba al borde de acabar y mi pene no había sido tocado, y si, empecé a hablar y a decir cuanto me gustaba ….¡que rico! ¡me gusta! ¡métemelo entero! ¡culéame! ¡goza en mi poto! ¡dame dame dame!, en eso siento cómo una corriente me viene desde mi ano y exploto en chorros de semen por mi pene, una eyaculación increíble, él me da vuelta, me agacha y me pone su pene en la boca explotando también, yo lo dejé acabar en mi boca y tragué su semen hasta la última gota, luego me tendió y chupo mi pene limpiandome con su mamada mientras sus dedos acariciaban mi ano.
Fue espectacular me dijo, yo le dije que había sido increíble, me preguntó si tenía más tiempo, para que me quedara y repitiéramos, que más había soñado pero no podía en ese momento, debía ir a buscar a mi señora, se lo dije, pregunté cuanto le debía, me dijo tú nada, me has pagado con un tremendo placer, sólo vuelve, tienes mi teléfono, mi nombre es Pablo, nada es más grato que estar con un hombre, vuelve cuando quieras.
Seguro que he vuelto, tenemos nuestras reuniones al menos una vez cada 15 días, y no concibo el sexo sin ser penetrado por Pablo, y sin ver y sentir como meto mi pene en el ano de él, en sentirlo acabar en mi ano, en mi pecho, en mi boca, en darnos el mejor sexo del mundo por placer. Mi mujer, creo que ha notado mi calentura distinta, pero ha gozado de mi pene más que antes.
En resumen, lo recomiendo. .
Categorías: Relatos
1 comentario
carlos · 29/03/2017 a las 3:04 am
me gustaria conocer a esa colomibano, me gustaria que alguien asi me penetrara, que tenga una gran verga y cabezona