Esta postura requiere de más energías de lo habitual, ya que él se encuentra prácticamente haciendo flexiones, mientras que ella tiene una posición compleja, con las piernas levantadas. Por ello es una postura empleada en un momento de pasión, para acabar en un momento álgido.
Él puede ayudarse con una rodilla, como en la imagen, y con los brazos. Esto hace que él no pueda hacer nada más que penetrar, así que nada de caricias. Ella tampoco tiene acceso a su cuerpo, y está muy limitada en movimientos.
Sin embargo es una postura que permite una penetración muy profunda, con fuertes embates. Esto, como ya hemos comentado, provoca la vibración y el rozamiento en el clítoris, lo que puede aumentar el placer. Por ello es apropiada para penes pequeños o vaginas grandes.
Como hemos comentado en casos similares, ella tiene que esforzarse en tener las piernas relajadas. Si no lo consigue estará empujándole en sentido contrario, dificultando la relación. También comentar que no es prudente practicar esta postura si ella tiene problemas de espalda, por motivos obvios, o que puede ser complicado en casos de sobrepeso.
0 comentarios