Todos hemos visto alguna imagen porno de un cuerpo envuelto en correas, con esa estética de sexo duro y salvaje que tanto nos atrae. Pero además de la maravillosa estética, ¿para qué sirven?
Las correas, ya sean de cuero o no, son toda una estética. Pueden adquirirse en conjuntos o como piezas separadas que se van uniendo por anillas. Esto permite una gran flexibilidad para todo tipo de cuerpos y medidas.
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Y es que es evidente que aportan una estética dura y salvaje, que nos facilitará meternos en el sexo duro. Así que su primera función es la misma que la de la lencería: destacar el cuerpo y aportar un ambiente sensual.
Pero además tienen una función muy clara: servir de punto de agarre. Al agarrarnos a esas cintas podemos hacer más fuerza con las embestidas. Para que funcionen correctamente tienen que colocarse correctamente, y ser bien resistentes. Las correas finas no nos valdrán, porque enseguida se darán de sí. Búscalas anchas, de buen material, con las uniones bien reforzadas y tendrás donde agarrar a tu pareja, o que te agarre a ti.
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