Muchas veces se considera que el uso del preservativo es contrario al placer sexual, al disminuir las sensaciones de la penetración. Esto puede llevar a que el uso del preservativo se convierta en algo negativo para el sexo, provocando un descenso del deseo sexual, dificultades en la erección, problemas de lubricación, etc. Por ello los sexólogos recomiendan erotizar el uso del preservativo, convirtiéndolo en algo sexual y atractivo.
Muchas parejas estables ya no suelen emplear el preservativo como sistema anticonceptivo, ya que emplean otros sistemas más estables y menos engorrosos (como por ejemplo la píldora anticonceptiva). Sin embargo todo el mundo puede necesitar usar un condón puntualmente: porque duda de la eficacia de su método anticonceptivo (se nos ha olvidado tomar una píldora), porque quiere una capa higiénica adicional (por ejemplo durante el sexo anal), etc.
El problema del preservativo es el de siempre: Tener que parar, ponernos a buscarlo, abrirlo, colocarlo… Básicamente interrumpimos todo lo que estábamos disfrutando (el sexo con nuestra pareja) y nos concentramos en algo muy concreto que no tiene nada que ver. Conclusión: nuestro cuerpo deduce que el tema sexual se ha acabado y detiene todo lo relacionado (erección, lubricación, etc).
Así que el objetivo es conseguir que el preservativo se convierta en algo extremadamente sexual, de forma que se mantenga la excitación y podamos seguir con la actividad sexual al máximo, a pesar del preservativo. Esto es lo que los sexólogos llaman «erotizar el preservativo», es decir, incorporarlo como un elemento erótico, y no sólo como un trozo de plástico que tenemos que ponernos.
Consejos para erotizar el preservativo:
- Estar bien provisto: El «por si acaso» es importante, hay que tener algunos preservativos guardados y comprobar que no estén caducados
- Encontrar el que nos venga bien: Dependiendo de la forma del pene y su tamaño tenemos varios tipos de preservativos. Es tan sencillo como ir probando hasta sentirnos a gusto (no hay nada peor que sentirnos apretados o que nos tire del pelo)
- Incorporar variedad: Una vez sepamos el tipo de preservativo que nos sienta «como anillo al dedo» podemos empezar a probar variantes juguetonas: Tenemos preservativos con rugosidades y bultos, de sabores, etc. Dale un poco de alegría al asunto!
- Tenerlos a mano: De nada te vale tener una estupenda colección de preservativos si los tienes escondidos en el fondo del cajón del baño. Tienen que estar en algún sitio cerca de la cama, como por ejemplo la mesilla, ya preparados y fuera de su caja. Vamos, abrir un cajón y cogerlos;
- Lubricante acuoso: Aunque siempre es interesante usar lubricante, en el caso de usar preservativos aún más. Si lubricamos el exterior ella no notará tanto la diferencia en la sensación. Pero siempre hay que usar lubricantes de base agua, porque los lubricantes de base silicona atacan el preservativo y le hacen perder efectividad
- Aprovechar que hay que ponerlo para parar un poco y convertir el parón en un juego: Hay que evitar el intentar ponerse el preservativo lo más rápido posible para volver a lo que estábamos haciendo. Así que todo lo contrario: tiene que ser un juego. Mientras tú echas mano al cajón tu pareja te va mordiendo las nalgas, y cuando estás abriendo el envase tu pareja te practica el sexo oral. De esta forma el coger el preservativo es algo que nos apetecerá hacer!
- Que lo ponga ella, convirtiéndolo en un acto sexual: Si te pones tú mismo el preservativo es más fácil que intentes hacerlo a toda prisa para volver a poner las manos en el cuerpo de tu pareja. Así que es mucho mejor que te lo ponga ella: poco a poco y con mucha sensualidad. Y si luego además extiende un poco de lubricante acuoso por todo el preservativo, arriba y abajo, será algo extremadamente agradable
- Técnica avanzada: poner el preservativo con la boca. Aunque al principio parece difícil, es mucho más sencillo de lo que te puedas imaginar. Simplemente te colocas el preservativo en los labios, con la punta hacia dentro y los labios apoyados en el reborde enrollado. Con una mano bajas el prepucio del pene, y metes el glande dentro del preservativo. Ahora sólo hace falta empujar con los labios hacia abajo, y al subir no hacer presión para que no vuelva hacia arriba. El último tramo es más fácil hacerlo con la mano. Como el sabor de los preservativos no suele ser agradable, aquí os recomendamos emplear preservativos de sabores
- Sacarle todo el partido posible al acercamiento: Por ejemplo: él se sienta en el borde de la cama, tú te pones a un par de metros a cuatro patas, con el preservativo en la boca. Te vas acercando poco a poco, moviéndote sensualmente como una pantera y sonriendole sabiendo lo mucho que le excita. Cuando llegas a sus piernas se las separas con fuerza, para que vea que tienes el control. Ahora coges su pene y le pones el preservativo con la boca, como hemos comentado arriba. Algo así no se olvida fácilmente!
Así que os recomendamos prepararos y aprovisionaros para la próxima vez que toque echar mano de un preservativo, y convertirlo en algo muy erótico e innovador. ¿Qué más se os ocurre para ello?
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