Las orejas son una zona erógena secundaria tanto en hombres como mujeres. Su sensibilidad varía entre individuos, pero en general es sensible a besos, lametones, mordiscos, caricas… y por supuesto las orejas son el punto de entrada de una de las mejores forma de empezar la excitación: los susurros y palabras adecuadas!
Ya hemos hablado de las orejas como zonas erógenas, tanto en hombres como en mujeres (aunque algunos estudios dicen que son algo más sensibles en hombres). Esto se debe a su doble valor erótico:
- Táctil: Las orejas tienen muchísimas terminaciones nerviosas (de ahí que tengan tantos puntos de acupuntura), por lo que pueden ser sensibles a los roces más leves;
- Sonoro: Los sonidos pueden tener una carga erótica enorme, desde el ligero susurro que nos deja con la duda hasta las palabras groseras que se escapan durante la excitación. Si las sueltas junto a la oreja su potencia se multiplica!
No es igual para todos
Ojo: Lo primero que tenemos que tener claro es que no todos tenemos la misma sensibilidad en esta zona del cuerpo. Por mucho que leamos en internet que las orejas son la leche para el sexo, si a nuestra pareja no le excitan mejor lo dejamos aparcado. Así que hay que ser muy claro en este tema: al empezar a hacer pruebas hay que estar atentos a su reacción y confirmarla preguntando. Si recibimos un «no he sentido nada», mejor dejarlo y buscar otras zonas más sensibles.
Segundo: Es una zona olvidada en cuanto al sexo. Vamos, que nuestro cerebro (el verdadero motor del erotismo) puede no tenerlo relacionado con la excitación, aunque tenga el potencial para ello. Así que puede ser que las orejas de nuestra pareja necesiten cierto entrenamiento: si al hacer algunas pruebas nos comentan que ha sentido «algo agradable», no hay que desanimarse y perseverar. Prueba otras variantes y esas orejas irán abriéndose poco a poco.
Para empezar
Las orejas son un sitio estupendo para empezar el erotismo en pareja: son un sitio de acceso «público», por lo que podemos acariciarlas delante de todo el mundo. Separar suavemente el pelo de la oreja y acariciarla nos dará una intimidad erótica muy rápidamente, dado el suave contacto. Jugar con su lóbulo o besárselo son otras estupendas opciones. Por ahora sólo empezaremos con los labios, nada de usar la lengua. Aquí es importante empezar con mucha suavidad, con contactos casi inapreciables. De esta forma iremos subiendo el nivel de estímulo poco a poco y nuestra pareja disfrutará con cada nivel!
Por supuesto podemos combinar el estímulo de las orejas con el del cuello y la nuca, que también son unas estupendas zonas erógenas. Y siempre tenemos que tomarnos nuestro tiempo, disfrutar de ir poco a poco.
En cuanto al estímulo sonoro, es el momento de los susurros al oído. Decirle lo mucho que le deseas, o lo que vas a hacerle en cuanto estéis a solas, le volverán loco/a. Aquí hay gente que tiene ventaja al tener una voz sensual, lo que en general se traduce en voces graves para los hombres y agudas para las mujeres. Pero todos tenemos una voz más sexual, la que usamos cuando estamos excitados. Ésta es la voz que tenemos que emplear en estos susurros. Es el cómo se dice, más el qué se dice, lo que pondrá a nuestra pareja a cien. Así que si a tu pareja le apetece sexo duro tendrás que susurrarle algo como «te voy a montar hasta que grites», o si te apetece disfrutar de su cuerpo algo como «te voy a dar un masaje muy, pero que muy largo»…
Para excitarse
A la hora de excitarnos es el momento de las caricias y los apretones. En el caso de las orejas es el momento de dar algo más de estímulo. Podemos lamer las orejas, aprovechando una punta de la lengua húmeda. Esa humedad hará que nuestra pareja sienta enormemente nuestras caricias. Hay quien disfruta enormemente cuando la lengua le estimula el oído, como intentando penetrarlo, mientras que otros lo detestan. Así que pruébalo con cuidado y estáte atento a su respuesta.
El siguiente paso sería chuparlos: podemos succionar el lóbulo y estimularlo con cortos lenguetazos. También podemos pasar a los mordiscos. Aquí hay que tener cuidado con las orejas «dolorosas»: una oreja produce tanto más dolor cuanto menos lóbulo tiene. Los lóbulos carnosos apenas producen dolor, y resisten muy bien los tirones, con lo que puedes apresarlos entre tus dientes y tirar de ellos. Como siempre, al usar los dientes tendremos cuidado si tenemos dientes afilados o irregulares.
En cuanto al sonido, en los abrazos podemos gemir cerca del oído de nuestra pareja. De esta forma percibirá la excitación en nuestra respiración y se excitará a su vez. También puedes gruñir o gemir, desmostrando que te está gustando mucho lo que te hace. Jadea en su oído y no duraréis mucho!
Para acabar
Cuando estás a punto del orgasmo ya no hay tanta percepción del dolor, por lo que solemos dejarnos llevar (aunque luego nos quede alguna «marca de guerra» en el cuerpo). Así que ahora los mordiscos pueden ser más efusivos y agresivos. Por supuesto también los mordiscos en el cuello!
Y al acercarnos al orgasmo hay que hacer que nuestra pareja lo oiga: acercarnos a su oído y que nos oiga jadear, pedir más, … lo que sea que hagamos cuando estamos a punto de acabar. De esta forma nuestra pareja se excitará aún más y conseguiremos llegar al orgasmo simultáneamente.
Así que no desaprovechéis ninguna oportunidad para estimular las orejas de nuestra pareja, y de hacer llegar a sus oídos alto y claro lo mucho que disfrutáis con el sexo a su lado.
1 comentario
Recetas – mapa de frutas » Sexo para parejas | Sexo para parejas · 03/03/2013 a las 1:25 pm
[…] por las orejas: No sólo son una zona muy sensible, sino que nos dan la posibilidad de susurrar y decir obscenidades al oído. Así que aprovecha la oportunidad mientras le untas un poco de crema […]