El sexo anal puede ser problemático si el receptor no es capaz de relajarse. Como hemos comentado recientemente, la base de un sexo anal placentero es la relajación. Si hay cualquier duda o problema para relajarse, ya sea consciente o inconsciente, el sexo anal placentero va a ser imposible. Pero hay algunas formas de ayudar a superar estos problemas, vamos a revisarlas.
Las ideas básicas tienen que estar claras: una dieta con mucha fibra nos ayudará a tener un recto más relajado. Y una postura relajada, a cuatro patas o la cucharita tumbados de lado, es un buen inicio. Además es conveniente dejar que el receptor controle la penetración, al menos hasta haber pasado los esfínteres. Es decir, que el que penetra sólo tiene que colocar el pene contra el ano firmemente, y es el receptor el que se mueve, empujando contra el pene. Una vez ya la penetración haya superado los dos esfínteres, entonces ya puede moverse el que está penetrando.
La otra idea básica es la respiración: si hacemos una respiración profunda, moviendo el diafragma, se relaja el nervio vago y por lo tanto se relajan los músculos y se facilita la penetración. Este efecto es especialmente importante en el esfínter interno. Esta respiración, típica de la meditación, es una respiración lenta y controlada, con expiraciones largas e inspiraciones más cortas.
Si con estas ideas básicas seguimos teniendo problemas con el anal: Lo primero que podemos probar es a entrenar el músculo pubococcígeo (o suelo pélvico). Habitualmente este tipo de entrenamiento se recomienda para reforzar el placer femenino y para controlar la eyaculación masculina. Pero este músculo también incluye a los músculos elevadores del ano. Así que podemos entrenar este músculo para que sea más elástico, y así podrá dilatarse más fácilmente. Es decir, que al acostumbrar a este músculo a dilatarse nos será más fácil disfrutar del sexo anal.
Otro truco que podemos probar es a intentarlo después del orgasmo. Una vez nos hemos corrido, nuestros músculos se relajan completamente, y esta relajación se refuerza por las hormonas liberadas. Así que es el mejor momento para intentar entrenar a nuestro ano: te dejas un plug y lubricante al lado de la cama, y cuando ya habéis acabado de gritar te encontrarás con tu culo más dispuesto a dilatarse. Y así podrás convencerle poco a poco.
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