El gagball (y los gag en general) tienen una estética agresiva, propia del sexo duro. Y por ello los podemos usar sólo como eso, como un juguete que nos da una apariencia de sexo de dominación y salvaje, sin realmente serlo.
¿Qué te viene a la cabeza si te imaginas a tu pareja con un gagball? Probablemente sexo duro, lleno de dominación y agresividad, en el que tu pareja hará todo lo que digas. Incluso quizás algún azotador, fusta o similar! 🙂 Pues es esto lo que queremos aprovechar: los gagball ya tienen una estética tan poderosa que podemos usarlos sólo como juguetes eróticos que nos meten en un ambiente.
Por supuesto un gagball nos puede dar mucho más, como ya comentamos en el post sobre los gags como juguetes eróticos. Y aunque no lo busquemos ya nos aporta cosas, como por ejemplo limitar la conversación, pasándolo todo a un plano más animal. Pero nuestra propuesta es simplemente usarlo como un complemento, algo que sin llevarnos al maravilloso mundo de la dominación nos puede poner a tono.
Por decirlo de otra forma: si tienes a tu pareja con un gagball y una venda a tu disposición se te subirán las pulsaciones al momento, aunque lo único que acabes haciendo es follártela como todas las noches. Pero en tu cabeza será distinto, más excitante. Y si de ahí acabáis cogiéndole el gusto y usándolo para otros jueguecitos, pues aún mejor!
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