Las esposas son un juguete erótico muy socorrido, y que pueden darnos muchas horas de diversión sexual. Pero para ello hay que ser originales a la hora de usar esas esposas!
Hemos recomendado muchas veces las esposas como juguete erótico, o cualquier variante que haga la misma función de limitar, como por ejemplo una bufanda (la textura de la seda es mucho más agradable al tacto que el metal). Siempre que tengamos cuidado en no dañar las muñecas (a evitar las de metal, mejor las de cuero) y comprobemos que no se enfrían los dedos, puede ser muy divertido. Y además puede combinar muy bien con vendar los ojos!
Pero si le dedicamos un poco de tiempo podemos descubrir muchas formas originales de usar este juguete, así que vamos a hacer una pequeña lista:
- Atar las manos detrás de la espalda
- Atar al cabecero de la cama
- Atar las muñecas por detrás de las rodillas, quedándose en posición a cuatro patas
- Atar cada extremidad a una esquina de la cama. Si no tienes nada en las esquinas puedes pasar una tela por debajo del colchón
- Atar a una silla, bien sea por detrás del respaldo o a los reposabrazos
- Tumbarle/a sobre una mesa y atar las dos muñecas por detrás de una pata, de forma que no pueda levantarse. También puedes probar sobre el respaldo de un sofá, el mostrador de la cocina…
- Atar a algo del techo o a una cinta que pasa sobre una puerta, de forma que se quede de pie con los brazos en alto (pero que jamás quede con su peso colgando!)
Usar vuestra imaginación para sacarle todo el partido posible a este juguete, utilizando todo lo que tengáis a mano en casa!
1 comentario
Ideas - redecorando el dormitorio - Sexo para parejas · 10/07/2023 a las 7:47 pm
[…] Un sitio especial para los juguetes eróticos. Puede ser un arcón con llave (para que los niños no lo abran jamás), un cajón, o incluso hay quien pone una cerradura con lector de huellas dactilares. Pero dentro puedes preparar un hueco para cada juguete erótico, como en un expositor. Y que sea bien grande, porque también tienen que ir ahí la lencería, las máscaras, las esposas… […]