Sorprender a tu pareja metiéndote en la ducha con ella es un placer, eso está claro. Pero ¿está preparada nuestra ducha para una buena sesión de sexo?
Ya hemos hablado de las ventajas e inconvenientes de la ducha como sitio para el sexo. Pero a sus numerosos inconvenientes (mención especial a la falta de lubricación) se le suele añadir uno muy obvio: la misma ducha!
Por lo pronto tenemos el tamaño: muchas duchas no tienen las dimensiones necesarias para practicar el sexo con comodidad. Sí, ya sabemos que cuando te lo imaginas en tu cabeza todo parece más fácil y pequeño: sólo son dos personas de pie, ¿verdad? Llega la realidad y no es suficiente espacio: quieres inclinarte hacia delante o hacia atrás, arrodillarte para el oral es un suplicio… hasta girarse puede ser un problema!
Luego tenemos el problema de resbalar: cuando estamos dándonos jabón no es un problema, pero en cuanto empezamos a movernos con ganas el suelo mojado puede convertirse en un verdadero peligro.
Y en cuanto a la comodidad tenemos la limitación del agua caliente: si se nos acaba cuando estamos en lo mejor va a ser una fría sorpresa!
Así que cuando veamos fotos y vídeos de sexo en la ducha, o nos imaginemos a nosotros mismos ahí dentro, es mejor ser realistas: ¿está nuestra ducha preparada? Si tenemos problemas de espacio tendremos que limitar mucho el sexo. Para arreglar los problemas resbaladizos podemos poner pegatinas anti-resbalones. O poner asas de succión en la pared! Y la limitación del agua caliente no tiene mucha solución…
En conclusión: si tu ducha no te vale, asúmelo y prepara el baño para cuando tu pareja salga de la ducha!
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