Cháchara – compartir tus fantasías sexuales con tu pareja

Las fantasías sexuales son una parte más de nuestra sexualidad, una parte muy íntima de lo que somos y que no tiene que darnos ninguna vergüenza. Y si es así, ¿por qué no compartirlas con nuestra pareja? Así que hemos preguntado a nuestro lectores si comparten sus fantasías eróticas con sus parejas o no, y el resultado ha sido impresionante!

 Ya hemos hablado sobre las fantasías eróticas en otro post, pero ahora nos interesaba saber cómo las veían nuestros lectores. Y el resultado ha sido impresionante:

Vemos que un tercio de los usuarios comparte todas sus fantasías con su pareja. Es un porcentaje muy alto, pero aún hay más: el 40% comparte casi todas sus fantasías con su pareja! Vamos, que tres de cada cuatro usuarios comparten todas o casi todas su fantasías con su pareja. Nos parece un indicador estupendo, que nos deja claro que los usuarios de esta web son gente muy sexual, y que ven esa sexualidad con normalidad.

¿Hay que compartir las fantasías?

No, no es obligatorio, y menos todas las fantasías. Si bien es buena señal el hecho de compartirlas, tenemos que considerar este producto de nuestra imaginación como algo muy íntimo, y por lo tanto tenemos que tener muy claro que queremos compartirlas antes de hacerlo.

Pero precisamente por ello se considera que una pareja que comparte sus fantasías es una pareja más «sana» sexualmente, ya que se comparte más intimidad. Si te apetece o te excita compartir tus fantasías, no lo dudes ni un momento, busca una situación apropiada y a por ello! Lo más probable es que tu pareja se sienta mucho más cercana a ti gracias a ello. Que no sea la vergüenza lo que te lo impida: las fantasías eróticas son como los sueños, totalmente libres!

Sin embargo puede que no estemos seguros de nuestras mismas fantasías. Si no sabemos cómo interpretarlas, o no nos vemos identificadas en ellas, podemos preferir no compartirlas. Cuando las entendamos nos será más fácil.

 

¿Cómo compartirlas?

Lo ideal es poder compartirlas en cualquier momento íntimo, cuando estemos en pareja de forma relajada. Pero si no lo vemos así de fácil nos ayudará el buscar un momento más apropiado, normalmente una conversación sobre nuestra sexualidad.

Una de las posibilidades es preguntarle a nuestra pareja si tiene fantasías eróticas, que nos responderá que sí, y contarle nosotros una de las nuestras. Debemos evitar tomarlas a broma o poco seria, porque como hemos comentado son algo íntimo. Y después de comentarle le pedimos a nuestra pareja que nos cuente alguna suya. De esta forma nos es más fácil abrirnos, ya que lo hacemos en pareja, y el resultado es tanto más beneficioso para la pareja.

Uno de los problemas de las fantasías sexuales es que no obedecen a la lógica: pueden no tener ningún inicio o final, ser sólo un olor o un sonido, ser algo inalcanzable, algo que ni siquiera nos gusta… Y en algunos casos incorporan a personas que conocemos, aunque no hayamos tenido relaciones ni deseos con esas personas. En estos casos puede ser difícil compartir la fantasía, ya que puede llevar a casos de celos. Si tu pareja es celosa, mejor déjalo. Si tu pareja es capaz de entender que una fantasía con una persona no implica querer tener sexo con ella, entonces adelante.

Así que si queremos tener una verdadera conversación sobre nuestras fantasías ambos tenemos que entender que las fantasías pueden o no significar algo real, escucharlas con tranquilidad y sin malentendidos, y sobre todo buscando que nos ayuden a nuestra vida sexual.

 

¿Hay que llevarlas a cabo?

No tiene que ser nuestro objetivo, eso tiene que estar claro. Algunas fantasías pueden ser imposibles de realizar o incluso puede que no nos gustasen en realidad. Otras puede que no tengamos claro si nos gustan o no, y necesitamos más tiempo para decidirnos. Y por supuesto puede haber fantasías que nos encantaría poner en práctica.

Con esto está claro que después de contar una de nuestras fantasías o escuchar la de nuestra pareja, lo siguiente que tenemos que dejar claro es si nos gustaría ponerla en práctica o no. Y si es así, cómo nos gustaría hacerlo: una fantasía sólo nos indica una línea de sexualidad, no es un guión estricto.

Por ejemplo: tú tienes una fantasía en la que haces un trío con tu pareja y un vecino/a. Se lo cuentas a tu pareja porque sabes que no es celosa y va a entender que aunque ese vecino/a te parezca atractivo, no tienes intención de tener una relación sexual con él. Y después de contársela le comentas que no te gustaría ponerla en práctica, pero que puede que eso quiera decir que te excita el sexo en grupo. Podéis ver porno de swingers, leer historias eróticas sobre ello, plantearos is os gustaría a ambos participar en un trío, etc.

Así que el cómo llevar a cabo una fantasía puede tener muchos grados, y hay que ponerle imaginación para interpretarlas y aplicarlas de formas muy divertidas. Y por supuesto esto es mucho más fácil y divertido en pareja! Entre dos podremos sacar mucho más partido a esa estupenda pista que nos ha dado nuestra sexualidad, y a la vez conseguir mucha más intimidad entre los dos.